Machu Picchu, la antigua ciudadela inca ubicada en lo alto de los Andes peruanos, es reconocida como una de las maravillas del mundo y un importante destino turístico. Sin embargo, a lo largo de los años, el aumento del turismo y otras actividades humanas han dejado su huella en el paisaje circundante, amenazando la flora y la fauna nativa. Para abordar este desafío, ha surgido un ambicioso proyecto: el Proyecto de Un Millón de Árboles en Machu Picchu.
El Proyecto de Un Millón de Árboles en Machu Picchu es una iniciativa liderada por Tierra de los Andes en colaboración con organizaciones ambientales y la comunidad local. Su objetivo principal es restaurar y preservar la belleza natural de la región, promoviendo la reforestación a gran escala. Este proyecto busca plantar un millón de árboles en las áreas cercanas a Machu Picchu en un período de varios años.
La reforestación desempeña un papel fundamental en este proyecto, ya que los árboles contribuyen a la protección del suelo, previniendo la erosión y ayudando a mantener los niveles de humedad adecuados para la flora y la fauna locales. Además, los bosques ayudan a regular el clima y reducen la emisión de gases de efecto invernadero, colaborando en la lucha contra el cambio climático.
El Proyecto de Un Millón de Árboles no solo se centra en la plantación de árboles, sino que también busca generar conciencia y educar a los visitantes y a la comunidad local sobre la importancia de la conservación del medio ambiente. Se están llevando a cabo programas educativos en escuelas locales y se organizan eventos comunitarios para fomentar la participación y el compromiso de la población.
Además de su impacto ambiental positivo, este proyecto tiene el potencial de generar beneficios económicos y sociales para la región. La reforestación puede crear empleos locales en la plantación y cuidado de árboles, y también atraer a más turistas interesados en visitar una Machu Picchu rodeada de paisajes naturales revitalizados.
El Proyecto de Un Millón de Árboles en Machu Picchu representa un esfuerzo significativo para restaurar y proteger la rica biodiversidad de esta icónica región peruana. A través de la reforestación y la educación ambiental, se espera preservar la belleza natural de Machu Picchu para las generaciones futuras. Este proyecto demuestra que la conservación y el turismo sostenible pueden ir de la mano, promoviendo un equilibrio entre el desarrollo humano y la protección del medio ambiente. Con el compromiso y la participación de todos los actores involucrados, el Proyecto de Un Millón de Árboles en Machu Picchu tiene el potencial de marcar una diferencia duradera y positiva en la región.
“Los españoles, a su llegada al territorio del Tawantinsuyo, quedaron asombrados y sorprendidos al encontrarse frente a una vasta red de caminos incas y dentro de ellos la calidad y variedad de los puentes. Mención especial merecen los puentes colgantes de fibra vegetal o paja que causaron no solo admiración sino también reconocimiento a la tecnología empleada. Esta admiración hizo que cronista y viajeros describieran con entusiasmo la labor inca de los puentes colgantes de paja. Lo admirable es que la tradición ha mantenido esta tecnología milenaria junto con sus rituales y el sistema de trabajo comunitario que hace posible que tengamos el honor de presenciarla, la vigencia de la cultura intangible de los Incas luego de más de 500 años. , hasta la actualidad». El Puente Inca está ubicado en la comunidad rural de Huinchiri, en el distrito de Quehue, provincia de Canas, Región Cusco.
Este día comienza con la ofrenda en medio de una ceremonia a favor del Apu (Montaña Sagrada) Quinsallallawi. Mientras tanto, las cuatro comunidades recogen por adelantado el material principal qoya ichu. Es en esta actividad que participa activamente la mujer andina, que se encarga de tejer la primera soga o qheswa. Por la tarde, los machos, divididos en dos grupos, se encuentran a ambos lados del puente y extienden las cuerdas o queswas de punta a punta que son trenzadas por el chakaruhac (ingeniero inca) para construir la qheswaska o la gran trenza.
Este día comienza desatando las viejas cuerdas que están atadas a unos clavos de piedra, que volverán a atar las nuevas trenzas. Una vez terminado, comenzarán a tirar las cuerdas de un extremo al otro. Torcer las cuerdas lleva tiempo, al igual que atar los cables. Por último, se colocan las cuatro cuerdas gruesas, que sirven de base, y las dos barandillas o pasamanos.
Esta jornada concluye con el montaje de los pasamanos y la superficie del puente, que servirá para cruzar. Una vez terminado, se inicia con la apertura del puente al ritmo de la música y bailes típicos de la zona.
El festival del relanzamiento del Puente Q’eswachaka se realiza todos los años en el mes de junio, dura tres días de arduo trabajo y concluye el cuarto día con un hermoso festival de danzas indígenas realizado por los habitantes de las cuatro comunidades. Renovar Q’eswachaka implica reemplazar físicamente la superestructura, revalorizar y demostrar que todavía hay muchas tradiciones, técnicas y ceremonias que han sobrevivido a los años y demuestra que nuestra cultura está viva.
Los hogares de los habitantes se encuentran en un radio de 30-40 kilómetros en las afueras de Cusco y otras zonas del sur de Perú. Viven en aldeas situadas a una altitud de entre 3.400 y 3.900 metros sobre el nivel del mar; sus principales actividades son la agricultura, la ganadería y la artesanía, sobre todo el tejido a mano. Las otras dos comunidades habitan en las islas del lago Titicaca; sus actividades son similares a las ya mencionadas, pero en este caso la pesca es un recurso complementario. Desde 2004, la agencia de viajes Tierras de los Andes SAC viene desarrollando un plan, en colaboración con la Junta de Cultura Machu Picchu y las comunidades andinas. El plan es poder acoger a los turistas visitantes en sus casas y familias, en los pueblos de las alturas del Valle Sagrado de los Incas y en los pueblos de las orillas del lago Titicaca. Para poder ofrecer hoy un servicio sencillo pero de calidad. Los colonos se comprometieron seriamente. Han logrado construir una confianza que hoy les permite desarrollar un tipo de turismo enraizado en los valores culturales y naturales de estas regiones. Al mismo tiempo, los habitantes de los Andes podrán mejorar sus condiciones de vida gracias a los beneficios del turismo.
Además, nos gustaría ponernos en contacto con otras ONG que puedan enviar voluntarios para ayudar en la renovación de las casas y la viabilidad de otros proyectos de este tipo, o para apoyar sus actividades diarias, la agricultura y la educación de los jóvenes. Asimismo, sería interesante contar con recursos en organizaciones de microcréditos para la compra de materiales de construcción.
El proyecto "Casas Vivenciales" con los pobladores andinos se inició en 2004 por iniciativa de la agencia de viajes Tierras de los Andes junto con el Patronato de Machupicchu y las comunidades ricas con el deseo de compartir sus habilidades a través del turismo. Para hacer viable un alojamiento inicialmente muy precario, SAC Tierras de los Andes y el Patronato de Machupicchu decidieron apoyar a estas 4 comunidades mediante la concesión de proyectos para renovar sus casas y hacerlas viables para recibir a los turistas. Además, cada año impartimos formación en estas comunidades para que sus habitantes puedan responder a las exigencias de esta nueva actividad.
Hoy en día, el Patronato de Machupicchu desea poder dirigir circuitos específicos con una visión hacia el turismo rural comunitario, adaptado a todo tipo de personas y economías; tanto individual como grupal, a través de la ruta del voluntariado. Esto responde a las necesidades expresadas por las comunidades que quieren que la temporada sea completa y que los turistas se queden un poco más para compartir más. Por ello, esperamos el interés de muchos voluntarios en las comunidades y el crecimiento de la demanda. Esto, por supuesto, permitirá a las comunidades mejorar su calidad de vida a través de esta actividad complementaria. En ningún caso se trata de poner fin a las actividades tradicionales que realizan las comunidades y que constituyen gran parte de su identidad (agricultura, pastoreo, artesanía y costumbres de los habitantes).
En los últimos cuatro años, estos alojamientos han acogido a turistas de circuitos de senderismo alternativos. Tierras de los Andes trabaja con el turismo comunitario y quiere crear circuitos específicos en el ámbito del turismo rural. Las ONG estuvieron presentes en los pueblos de Chinchero, Huchuyqosqo y Patabamba (para la construcción de aseos). A nivel nacional, el MINCETUR (Ministerio de Comercio Exterior y Turismo) está promoviendo esta nueva tendencia del turismo en Perú, a través de la implementación de planes estratégicos, metodologías, promoción y organización de eventos con la asociación de operadores turísticos.
Todo este trabajo global tiene como objetivo diversificar ofertas turísticas poco conocidas, como el turismo experiencial o comunitario.
La falta de medios para comprar materiales de construcción. La necesidad de formación constante de las familias de acogida en algunos campamentos. Debido a la falta de información a los turistas sobre los servicios necesarios, recibimos quejas, sobre todo por la falta de agua caliente, que se convierte en un inconveniente para ellos.
Situado en la provincia de Anta, distrito de Zurite, magnífica arquitectura agrícola, con plataformas de diez escalones, líneas de extensión con terraplenes de más de tres metros con dos tipos de plataformas, una puramente agrícola y otras con función de apoyo. En la actualidad, utilizan este lugar para las plataformas de la estación experimental donde se lleva a cabo la conservación y mejora de las especies andinas.
Es una muestra de la flora autóctona con el objetivo de promover el interés por la biodiversidad de nuestra región. Es un lugar de recreo para los turistas y un lugar de información científica y educativa.
Perú tiene una ubicación geográfica y unas condiciones agroecológicas particulares. Tiene una gran variedad de climas y microclimas, 84 de las 114 zonas de vida existentes, y es uno de los 12 países con mayor diversidad biológica del planeta (los llamados países megadiversos), tanto por el número de especies y recursos genéticos como por la variedad de ecosistemas. Se estima que cuenta con unas 25.000 especies vegetales conocidas, de las cuales 17.144 son plantas con flor (angiospermas y gimnospermas), de las cuales 5.354 son especies endémicas (31,23%).
El uso de las plantas medicinales en el Perú es tan antiguo como nuestra cultura andina. Muchos de los conocimientos tienen su origen en la tradición, pero la excesiva "modernización" de la medicina occidental ha hecho que se descuiden estos conocimientos. En este contexto, el uso de las plantas medicinales ha sido y seguirá siendo una alternativa preventiva y curativa para la salud, pero como todo recurso natural, está sujeto a la extracción indiscriminada por simple recolección. El consumo no estará garantizado hasta que haya normas que garanticen la salud y la calidad.
Los principales tipos de plantas que crecen en el jardín son
El etnoconocimiento está estrechamente ligado a la existencia de la flora, pues mientras existan recursos vegetales, habrá quien los conozca, los utilice y los gestione. La destrucción de los bosques y la exclusión de su diversidad vegetal tendrán un efecto comparable al de la quema de bibliotecas en el mundo occidental.
Actualmente, ante la pérdida de ecosistemas naturales, la conservación ex-situ aparece como una alternativa que, además de sensibilizar y promover el interés del público por la biodiversidad, generará información para garantizar los programas de conservación.
En Perú existen 5.000 variedades de plantas con diferentes usos, entre las que se encuentran 1.044 especies medicinales, 1.608 especies ornamentales, 134 plantas colorantes, 179 especies tóxicas, entre otras.