Diciembre es una época muy especial para los peruanos, una época para disfrutar con la familia las fiestas de Navidad y de Año Nuevo. Es también el comienzo del verano, debido a que Perú se encuentra en el polo Sur del planeta, pero esto no significa necesariamente días soleados y despejados.
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La diversidad geográfica y climatológica de Perú hace de diciembre uno de los meses más complicados para planear un viaje por el país, siendo muy comunes en algunos territorios las lluvias y en otros las nieves. ¡Aquí te contamos todo al respecto!
El verano empieza en diciembre y el mejor lugar para vivirlo es la costa del Perú, en donde el calor empieza a dominarlo todo y las playas empiezan a llenarse. La costa del Perú tiene lugares tan mágicos como la sierra y la selva y si quieres tener una imagen más completa del Perú antiguo debes de conocerla. En todo el litoral tenemos lugares sagrados como Chan Chan, la ciudadela de barro más grande del mundo; Caral, la ciudad más antigua de América; al igual que Paracas y Nazca, dos grandes culturas de gran renombre mundial.
Diciembre es un buen momento para visitar Lima, donde las temperaturas promedio son entre 18 y 25ºC (64 y 77ºF). En invierno, la capital se pone muy húmeda y fría y el cielo se cubre de un manto blanco que los limeños llaman “cielo de panza de burro”. En verano, sin embargo, los días de cielo azul se vuelven la norma y toda Lima cobra un ánimo más alegre; la mayoría de Limeños baja los fines de semana a las playas, sea en la ciudad o sea que manejen un par de horas al norte y al sur. Las playas de Miraflores y Barranco cobran vida y se llenan de vendedores, surfistas y bañistas.
Al norte, las playas de Máncora son tan paradisiacas como el resto del año, aunque las temperaturas también suben un poco hasta alcanzar los 30ºC o 86ºF. En la ciudad de Trujillo, las temperaturas de diciembre son muy parecidas a Lima, oscilando entre los 17 y 24ºC (62 y 75ºF). Lo mismo ocurre en Paracas, que si bien todo el año tiene buen clima, en diciembre puede llegar a los 26ºC o 78.8ºF.
Mientras la costa empieza a hacer más calor y a tener el cielo más despejado, en diciembre, en la sierra y la selva empiezan a caer lluvias que duran todo el verano. La razón por la cual los climas de estas regiones son tan opuestos es por la cordillera de los Andes, que impide que las lluvias lleguen a la costa peruana y se quedan atrapadas al otro lado.
Este fenómeno climatológico es precisamente el que permite la existencia de la selva amazónica, que depende de la gran cantidad de lluvias del verano.
La mayoría de gente evita ir a la selva desde diciembre hasta marzo porque la precipitación es un impedimento para salir a hacer treks y conocer sitios alejados.
Muchos caminos también se vuelven intransitables por la gran cantidad de lodo que se genera. Sin embargo, también es una época en que los precios suelen bajar y si no te molesta la lluvia o tener contratiempos en tu viaje, puedes aprovechar la ocasión.
En la sierra, por lo general las lluvias y el granizo hacen que mucha gente decida evitar el verano para sus viajes. En diciembre, llueve mucho en todo el Cusco y el turismo baja mucho, haciendo también que los precios suelan ser menores.
Además de la lluvia que disgusta a muchos visitantes, el cielo suele estar nublado y no se puede disfrutar del potente sol y de los cielos azules que adornan la sierra peruana el resto del año. En Ancash, en la cordillera blanca, además de lluvias y granizo suelen haber nevadas en diciembre, haciendo que muchos elijan evitar estas épocas para hacer trekking
Mucha gente decide evitar venir a Perú en diciembre porque desean conocer lugares como Cusco y el Parque Nacional del Manu.
Sin embargo, si inevitablemente estarás por aquí, en Tierras de los Andes creemos que toda época del año tiene su propia magia por conocer, incluso la época de lluvias. Para los Incas, la época de lluvia era sagrada para los cultivos y era una época en que todo cobraba vida. Contáctanos si deseas asesoramiento para planear la mejor visita que puedas en estas épocas, sea que decidas disfrutar del verano en la costa o aventurarte a las mágicas lluvias de las montañas.